NACIMIENTO CUÁNTICO
- Bienestar en el Agua
- 19 ene 2017
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Todo lo que existe en la tercera dimensión tiene una conexión y una relación recíproca con las nueve dimensiones de la individuación. Dicho de otra manera, no podrías existir sin nacer a través de la décima dimensión y sin que las demás dimensiones sostuvieran vuestra forma. en todas estas dimensiones el ingrediente en común es el amor.
El amor es como el huevo que hace que la masa de un pastel sea homogénea creando una sinergia entre todos los ingredientes. Vuestra alma superior, que es de la décima dimensión, es como el pastelero. El pastelero debe tener el deseo de preparar un pastel. El recuerdo de los sabores, de momentos en que se compartió alegremente una comida con otros en el pasado, y tal ves el hambre, hacen que surja en él el deseo de hacer un pastel. Hablando en términos de la décima dimensión esto significa tener el anhelo de una experiencia, de amarse a sí mismo y de amar a otros. De estos tres deseos surge la unión y a partir de ella se crea algo. El deseo combinado con el amor y con la energía de la experiencia de la unión, envía luz y energía a la novena dimensión. El prisma hace que la luz se refracte en forma de diamante, representación de la novena dimensión, y se traduzca a color en la octava dimensión.
Cuando hablamos del pastelero, esta parte de la experiencia de la creación sucede cuando la idea -séptimo chakra- se forma debido a un anhelo en el nivel de la décima dimensión. La idea, junto con el afán, se convierte en una visión de lo que hace falta para preparar un pastel. Los ingredientes son los colores de la octava dimensión combinados con los ingredientes de minerales y plantas de la primera y segunda dimensión respectivamente. Es decir en este instante, el creador o pastelero comienza a trabajar en una dimensión superior y va descendiendo del mismo modo como se eleva desde las dimensiones inferiores hacia arriba. Todo esto sucede simultáneamente.
Acto seguido, hablando en términos de dimensiones, el sonido y el color empiezan a crear patrones y ondas. El pastelero, mediante el movimiento de amasar los ingredientes y, a otro nivel, combinando los pensamientos y la visión - la receta-, hace que el pastel tome forma. La forma pertenece a la sexta dimensión, reino de la geometría sagrada. A este nivel, la sinergia de las formas geométricas de la harina, de la levadura, los edulcorantes, los líquidos y huevos se combinan creando una nueva estructura que aparentemente no se parece a los ingredientes individuales; sin embargo, todos ellos están allí. cuando se echa la masa en el molde, se produce una nueva configuración que, en el contexto de nuestra historia metamórfica, pertenece a la quinta dimensión. La cuarta dimensión correspondería a la fase en que sube el pastel, se cuece y adquiere naturaleza y calidad de una forma cocida. En el momento en que el pastelero saca el pastel del horno podríamos hablar de un nacimiento en la tercera dimensión.
Todo lo que existe en la tercera dimensión es creado y mantenido por esta receta básica. Son los ingredientes diferentes los que generan las variaciones sobre un tema y el amor con el que se elaboró.
Escrito por: Pilar Baeza
Fuente: Manual de ejercicios Tántricos Pleyadianos.
Autor: Amorah Quan Yin.
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